lunes, 30 de mayo de 2011

Y PASAS TAN RÁPIDO...

Y pasas tan rápido
y eres un faro triste
y ya no vuelves.
Ya no te vuelvo a ver
como la noche, como el día
que renace en la ceniza, o llama que renace,
o fulgor perenne, grito largo, boca sonámbula,
manantial de espejos tibios, muerto de mí,
frágil apariencia, desolado fantasma, incesante ruido
infinito,
y te miro y te miro y te miro y te vuelvo a mirar
y eres ya la misma que ha dejado de ser esa,
estabas ahí, en esa calle donde los cuerpos amaron,
donde una bala de luz se disparó en lo oscuro
para iluminar la noche.

Y te veo y ya no sé de ti, no conozco
ninguno de tus límites
porque ahora te extiendes como el mar sobre la tierra,
cifra de fuego, alucinada niña ausente,
ventana ardiendo
sobre mi rostro llorando como un perro escondido en el frío,
alucinada niña frágil, dime por qué el amor es esto,
qué significas en este bosque de apariencias engañosas.
Alucinada niña ausente,
sombra que creces hacia dentro,
inmenso corazón interminable.


L.
30/5/2011

jueves, 26 de mayo de 2011

ANÁLISIS DEL MUERTO


Pasó la luz
y se quedó pensando
en las orillas secas de la tarde.
Esquinas sucias, como un balcón que huele a muerto.
Y no iba yo a conocer
la mirada de aquellos que retornan,
como una profecía o un cumplido.

Sólo así podría suceder
el tiempo fragmentado
como frágil amor a los crepúsculos,
las orillas de un cielo que empezaba
atormentadamente destruido.

Coja usted ese libro
y pregúntese por qué ese poema
no es el mismo que aquel que leyó ayer,
aunque esté en la misma página.


Luis Llorente
26 de mayo, 2011

Para el poemario Nunca

domingo, 22 de mayo de 2011

SOLILOQUIO DEL INSOMNE

Déjenme en paz.
Esta noche de silencio
aprendido y recordado, escribo de nuevo
unas líneas sin saber a dónde.
El viento se quedó con el vacío.
Y el vacío colgaba de las manos.
Y las manos, hoy, una noche de mayo a la intemperie,
húmeda y de insomnio, y recorro la memoria de la lluvia
que sucedió hace un rato. (Ahora no llueve,
y no sé en qué pensar
ni qué decir para inventar una hora más,
o un minuto que no sea devastado, y no sé entonces
si tú estás allí, a lo lejos, mirándome
con rostro de insolente dios, o si soy yo el dios
que espera tu llegada). Humanamente solo,
estoy aquí escribiendo, con insomnio
y lentamente y en silencio, y es eso tal vez
la flor del día que se apaga
como distancia entretejida que no vuelve,
como voz sobre el silencio que empezaba
en esta tarde gris y sin aliento. (Y recuerdo
aquel tango: qué ganas de llorar…)

La música es entonces
un cajón sobre la muerte,
escondido faro
en un puerto repleto de preguntas
vacías, de nombres vacíos, de fechas mudas,
y casas y casas a lo lejos, y recuerdo el mar,
mi familia de la costa, y no sé dónde estoy
ni quien llega en esta hora, ni sé quién soy
cuando dentro de otras horas de tiniebla esté dormido
y mi cama sea un nicho
que se esconde en el bosque del tiempo,
quién seré en eso que ya habrá pasado, qué identidad
sucede en cada límite de muerte, en cada sueño que escribo,
y el vientre del amor, y los ojos del amor,
y todo esto que es la vida, pues soy joven
y a veces muestro mis poemas a un amigo, a un niño muerto,
tal vez a un pájaro que esconde en sus alas las heridas de este mundo,
y no sé ya qué digo,
                              qué lector
temblará en esta respuesta,
qué acertijo descifra
los perfiles de esta noche anónima, una más
que se consume, una más
que ya no vuelve, un velo de ceniza
cubierto por el miedo, atravesado por la vaga luz
de la tristeza sin nombre, definida a veces
en una lágrima oscura
sobre mi rostro fantasma, y mis ojos
traspasan el alma cuando me miro al espejo, cuando sé
que estoy vivo
y cuando sé que no sé quién soy.


Luis Llorente
23/5/2011
3:50 h.
Biblioteca Libreros

viernes, 20 de mayo de 2011

un poema muy malo

Quiero meterte mi boca en tu boca
como un sueño, ascender lascivo en tu garganta,
lamer el aire en que reposa toda la muerte
de toda la luz. Extinguirme contigo
y húmedo abrazarte. Meterte mi lengua
hasta meterte otra cosa
cuyo nombre no es demasiado romántico.
No es demasiado romántico
como no son los soles hundidos
como frutos desolados
o páramos que entregan su silencio y su venganza,
su soledad, su olvido. No es
demasiado romántico que diga estas cosas ahora,
intentando acariciar tu nombre
como se acaricia el mar en un naufragio.
Quiero entonces meter mi boca en tu boca
y que asciendas conmigo
como en una transparencia,
en esta mañana que empieza radiante,
en este día de mayo, habitada claridad,
refugio donde pongo mis labios
como avionetas sobre el agua,
y el agua como cuerpo de río que corre y que se alarga hacia los puentes
de Dios. Y Dios como un secreto devastado
en que reposa otro dios, y otro dios a su vez
está llegando con la noche. Y allí quedarnos
y acercarnos a la muerte con tanta alegría,
con tanta plenitud, con tanto cautiverio,
como una cárcel donde todo basta.

Quiero meter mis ojos en tus ojos,
mi cuerpo en tu cuerpo,
mis labios en tus labios.

Quiero escribirte este poema
y que entiendas que te he amado
todo este tiempo sin saberlo.

Quiero decirte lo que no sabías
antes de que llegara aquella nube.

Y Dios como un secreto devastado
que se esconde y que oculto avanza,
casi oculto
como luz de un disparo que consiguió salir del paraíso.

jueves, 19 de mayo de 2011

EL CALOR AUMENTA LA LASCIVIA

El calor aumenta la lascivia. Amar en 20 minutos y dejar la órfica flauta goteando muerte, mística, con los ojos en blanco y sudando como un cadáver vivo en un nicho a 40 grados y angustiosamente sin espacio para moverse y poder rascarse los picores de insectos.

Miguel de la Cruz

miércoles, 18 de mayo de 2011

MAÑANA LENTA

Si todo recomienza
fíjense por qué.
La calle, mis pasos, pasar pasando hacia la nada.
Hacia nadie. Hacia un ojo que se escribe en la tormenta.

Hay un lugar en cada esquina
del aire, una desnudez
última, una línea que separa
mis ojos de los tuyos.

Y cuándo he de saber que esto no es mío,
que esta es mi vida, tal vez,
que esta es mi muerte que comienza
y se va secando como vieja raíz.

Los párpados, el pulso del instante,
de una boca, de este nombre húmedo,
de este silencio antiguo y transparente, bello
y azul, azulmente puro, concreto y nítido.

Comprensible y cierto, este es el camino.
Mis pasos, mi sangre, mis pasos.
Los zapatos quejándose del suelo.
El pulso del reloj, el pulso de la sangre.

La sangre del reloj sin descendencia.
El poema que se aleja y que comienza
exactamente cuando acaba. (Es cierto:
todo empieza cuando acaba).

La mañana lenta me persigue.
(O yo a ella.) Avanza nítida, pura, correcta.
Es un fragmento de inmensidad
y no lo entiendo.

Y yo no sé qué he de decir
ni qué debo pensar. Sólo sé que la alegría
avanza por esta tierra cautelosa y virgen,
como un extraño tiempo donde todo basta.


Luis Llorente
Salamanca, 18 de mayo de 2011

miércoles, 11 de mayo de 2011

EL BESO

Ella se sentó al lado del deseo. Allí estaba la tarde enrojecida. El día ya no era blanco. Había comenzado a encenderse y a incendiarse. Era extraño. Él se sentó a su lado,
y empezó a notar que cada brazo era una sílaba dentro del aire,
cada mano, cada dedo, cada uña. Él tenía veinte ojos ardiendo sobre el agua. Ella tenía
veinte ojos ardiendo sobre el agua. Y le amaba. Y un beso era como un espejo convexo,
el ojo ajeno que nos busca en cada instante del amor. Y ella era la luz,
y él tenía el nombre del fuego, y ella era la luz, y él tenía el nombre de la lluvia,
y ella era la luz, y él tenía el nombre del invierno, y él empezó a ser la luz,
y ella empezó a tener el nombre del fuego, y él ya era la luz,
y ella tenía el nombre de la lluvia, y él era la luz, y ella tenía el nombre del invierno,
y juntos se encendieron y el mes de mayo corría como un perro entre dos ríos celestes,
como una lágrima de viento entre los árboles:
cualquier sonido era una partícula de música, ebria, incesante, mágica,
punzante línea, cuchillo de luz: eran luz, eran de luz, eran la luz,
y entonces la maleza se quemaba como se queman las casas en la memoria,
como una fotografía en sepia donde sólo el sueño cruza el ángulo del ojo,
como un piano que sangra por su propio oído. Y ella era el viento. Era fugaz.
Y él la amaba. Y era fugaz. Y ella era esa boca inmensa como un túnel.
Y era fugaz. Y él era el deseo al lado del deseo. Y era fugaz.

Sangraba por los ojos. Sangraba por las manos. Sangraba por la boca.
Era el otoño de su cuerpo, pudriéndose de alegría.
Era el tumulto de las raíces que se encierran para destruir las venas de la tarde.
Era el espejo incendiado y los cristales esparcidos en el laberinto.
Era la bala silbando en el desierto, alargándose hacia Dios, recogiendo
las últimas rosas del mundo.
Y todo era fugaz. Y ella era el deseo al lado del deseo.

Era fugaz. Pero duraba.


L.
11 de mayo de 2011

NOCTURNO INFINITO

y fulge una sonrisa que se congela frente a las estatuas desnudas
                              SALVADOR NOVO

Sálvate
del nombre. Labios
que salen, labios
que entran. Búscate
la noche. Búscate la vida.
Arde con las luces del violín.
Arde con tus manos
que siempre aman lo que tienen,
que siempre desean
lo que no tienen.
                         Raíz
de muerte
sobre el labio, conjuro de amor
en el extraño laberinto de la noche. Raíz
de vida o luz que llega, que entra, penetra
y sale despacio hacia otro árbol.
Llamean las palabras
desvestidas en la espera,
desnudas como un acertijo a punto de morir,
y la sangre, y los siglos que ruedan por la boca de una noche,
y las ruedas, las ruedas que giran en silencio y nunca se [detienen
porque saben que el amor existe en el Espacio.

EL COMIENZO

                          A Laura

Enciende las luces
proclama tu llegada
escribe otro poema

sé que estás ahí
mirándome
debajo de la lluvia
debajo de este día sin lluvia o de sol o de luna
es mayo y se parece a la esperanza
tiene puertas abiertas para el canto todo saldrá bien
es la tarde o la noche son lo mismo y yo me detengo aquí
para esperar tu lumbre

Enciende las luces
proclama tu llegada
escribe otro poema

sé que estás aquí
he venido a encontrar tus ojos
desnudos e invisibles
riendo mientras miran
riendo mientras aman
y comienzan como un nombre
como este río antiguo que se alarga lento hacia tus pasos

sé que te conozco
sé que estás ahí
y que siempre fuiste mía
sé que te amo y no puedo brillar con más música que este silencio que me invade

Enciendo las luces
proclamo mi llegada
escribo este poema


L.
11 de mayo, 2011

martes, 10 de mayo de 2011

SOLEDAD


Ya no buscas la costumbre
de parecerte al frío.
Has vuelto a casa
y has abierto la ventana
con un cuchillo. La soledad
temblaba en la ventana, era mayo
y todo parecía más extraño. Sólo
un llanto
sobre tu nombre vacío, sólo
un ruido
sobre el cadáver de la luz.

Ahora prefieres esperar
a que llegue la noche sin venganza.
La silla, la ropa, los papeles
y los libros en la mesa
donde empiezas a morir.
Has abierto la puerta
con un cuchillo.
Te has asomado al balcón
y has encendido tus manos
calientes como nubes.
La música sonaba, la soledad sonaba, el abandono sonaba.
Y ahora te quedas con el vértigo,
la urdimbre de otra luz que llega,
te miras y te alejas de ti mismo
sin saber muy bien a dónde vas.
Te has mirado al espejo. Te salían
árboles por la boca, raíces largas
y secas como una tarde antigua;
has golpeado tu rostro
para comprobar que estabas vivo.


L.
7/5/2011

jueves, 5 de mayo de 2011

ESTA MAÑANA...

ruido de selva, escándalo de olvido.
                 Joaquín Benito de Lucas

Y esta mañana yo no he dicho
que quisiera despertarme.

Esta mañana solo, con los labios
solamente en el silencio, he escondido mi voz
para llevarte a la espesura,
a ese recinto donde nada se teme
y el olvido es una página incendiada
sobre el frío. Allá lejos,
entre los lentos muros de la muerte,
o aquí sobre el silencio
que cae y se derrumba.

Esta mañana he pensado en ti
como se piensa en una ciudad
de dioses muertos y de arena.

Esta mañana la noche estaba
hundida sobre el tiempo, como costra
levantada sobre el aire, sangre mojada
por el agua, laberinto de amor
sobre el fuego antiguo que se muere.

Esta mañana te he besado en el silencio
(tu ausencia era la luz, tu ausencia era esta boca).
Esta mañana el mar definía el origen,
conjuraba los límites. Esta mañana
he sido tuyo
                    y ya no existe el dolor
sobre la vida de unos labios.


L
5/5/2011

lunes, 2 de mayo de 2011

LOS CUERPOS

                          El cuerpo a su imán
                               Sonia Betancort

Mi cuerpo te espera
más allá de su límite,
y
¡tú allá lejos
bajo el rojo zumo del oeste!


Y tiemblo
y escribo la palabra-raíz,
la palabra-semilla,
la palabra-cuerpo.
                            La palabra como pájaro
que –lento– repite su mansedumbre,
y conoce el canto, las sílabas del sexo, y es fuego de amor
en la serenidad de sus ojos,
y te lame como la luz que se extingue barrida por el mundo,
y los últimos eclipses, las últimas costas de la noche,
se desnudan para vernos
desnudos
y ardiendo
                 solamente.